Una Princesa guajira y un ‘Sol Azul’

En 1997 el departamento de La Guajira se trajo con Rossana Cecilia Redondo Solano, la corona de Segunda Princesa en el Reinado Nacional de la Belleza, que se realiza en la ciudad de Cartagena.

Rossana Redondo Solano
Fotografía Guillermo Torres de Revista Cromos

Rossana Cecilia, hija de Jaime Redondo Brugés y Nora Solano García, nacida un 21 de abril del año 1974 en Fonseca, municipio localizado al sur del departamento de La Guajira, realizó sus estudios primarios en el colegio ‘La Inmaculada’, de su tierra natal.

El traslado de su familia hacia Riohacha, hizo que Rossana ingresara al colegio ‘Sagrado Corazón de Jesús’, faltando solo tres meses para culminar el quinto grado de educación primaria.

De allí pasaría al tradicional colegio ‘Sagrada Familia’, donde realizó sus estudios secundarios, perfilándose como una excelente alumna en el área de las matemáticas, lo que influiría decisivamente en la elección de sus estudios de pregrado en Ingeniería Electrónica, en la Universidad ‘Santo Tomás de Aquino’, de Bogotá.

La gran ciudad, la recibió con su frialdad y esa soledad que la haría añorar el calor de su tierra, la unión familiar y la confraternidad escolar.

Ahora las cosas eran totalmente distintas, la joven provinciana en Bogotá se dedicaría a prepararse día y noche para sacar con buenas notas la carrera que se propuso estudiar.

El primer semestre no fue nada fácil. La formación que recibió en la ‘Sagrada Familia’, si bien fue excelente en el Énfasis Comercial y formación de valores a nivel personal, no la ayudó lo suficiente en el área de las matemáticas que debía explotar.

Pero, Rossana se le midió al desafío y recurrió a refuerzos con docentes privados en sus horas libres y teniendo en cuenta su aptitud para las matemáticas, logró superar el reto y pudo avanzar.

Se graduó con excelentes notas. Ya había culminado uno de sus sueños: Ser Ingeniera Electrónica, un triunfo para ella y su núcleo familiar.

El destino le estaba preparando cosas que ella nunca había imaginado. Le llegaría una propuesta que no había tomado en serio y había declinado por la dedicación a sus estudios, pero ahora no había nada que le impidiera aceptar: Ser representante de su departamento al Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena.

Corría el año 1977 y la joven Ingeniera Electrónica Rossana Cecilia Redondo Solano se preparó como en sus tiempos de la universidad y dejó en alto el nombre de la Guajira en el certamen nacional.

Ahora la princesa guajira tenía muchas oportunidades y un mundo por conquistar.


De crisálida a mariposa

Su 'Principado' le abrió las puertas del mundo del modelaje y la televisión. Entonces llovieron las ofertas para presentar diferentes programas en Colombia y el exterior. Viajes, casting, estudios de televisión, telenovelas y pasarelas, se constituyeron en su nueva forma de vida.

La Ingeniera Electrónica estaba inmersa en un mundo de luces, cámaras y acción. Le fascinaba el nuevo rumbo que había tomado su vida. Entonces recordó a aquella jovencita universitaria que ocultaba su belleza bajo largos y anchos ropajes, ignoraba el maquillaje, no usaba calzados que la elevaran un milímetro en su aula de clases, desconocía deliberadamente las salas de belleza para no aumentar la suya, y pasar desapercibida en el entorno masculino en el cual se movía.

Ahora todo volvió a ser distinto, como cuando se trasladó de Riohacha a la fría Bogotá, pero esta vez no había temor, se sentía segura de sí misma. La Princesa guajira se movía en un mundo donde ella era la protagonista de una historia, donde su hada madrina con una varita mágica, estaba volviendo sus sueños en una feliz realidad.

A decir verdad Rossana cuando niña, nunca soñó con ser Reina, Virreina ni Princesa. Sólo había soñado con un mundo diferente, un mundo como el que ahora tenía al frente.

En honor a la verdad, Rossana soñó desde pequeña con ser actriz, pero nunca se atrevería a confesarlo ante sus padres, antes por el contrario se inclinó por una profesión que le generara seguridad, respeto, buenos ingresos y el asentimiento de su familia, pero la vida se encargó siempre de sacarla del marco de su profesión.

Lo que la joven Ingeniera Electrónica ignoraba era que se iba a sentir muy feliz con lo que la vida le deparaba. Viajes iban y venían, nuevas personas entraban y salían, las experiencias adquiridas fueron cambiando su concepción de la vida y fue entonces cuando comprendió que cada ser humano es distinto, teniendo en cuenta su origen o destino.

Como las princesas de los cuentos de hadas, esas que viven en los castillos encantados, Rossana conoció un día a su Príncipe Azul: Se le presentó como una bella melodía, con la magia de su flauta: el italiano Andrea Griminelli entró a su vida y transformó su mundo, en un mundo color de rosa.

Su esposo y dos hermosas hijas convirtieron a la Princesa guajira, a la Ingeniera Electrónica, a la modelo, a la presentadora de grandes medios televisivos de Colombia y el exterior, en la esposa y la mamá más feliz del mundo… Y colorín colorado, este cuento no se ha acabado. Continúa y la protagonista tiene mucho tiempo y mucho espacio en el mundo, para ser feliz.

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